Amor, mujeres y flores: el documental crítico de las condiciones laborales de los trabajadores de las flores en Colombia llega a salas 35 años más tarde
Con motivo del Día de la Madre, se estrena décadas después el filme icónico de Marta Rodríguez y Jorge Silva. Es la primera producción colombiana que participa en la categoría de clásicos en el Festival de cine de Cannes


¿Cuánto cuesta producir belleza? Eso se preguntaron los documentalistas Marta Rodríguez y Jorge Silva a inicios de los años ochenta. La duda los llevó a ser los primeros en indagar el impacto del entonces creciente negocio de los cultivos de flores para exportación en la Sabana de Bogotá. Durante cinco años, la pareja siguió y entrevistó a decenas de trabajadores, en su mayoría mujeres, que denunciaban condiciones laborales indignas. El resultado de ese trabajo, Amor, Mujeres y Flores (1989), fue pionero en documentar esos problemas y, con el paso del tiempo, se ha convertido en patrimonio cinematográfico. Tres décadas después, la producción por primera vez llega a los circuitos comerciales colombianos: desde el 8 de mayo, la versión restaurada está en 15 salas de cine, mayoritariamente independientes o de centros culturales, en nueve ciudades.
“Las flores se exportan a costa de la salud de los trabajadores”, se escucha a lo largo del documental. Son las voces de los obreros de la compañía Bogotá Flowers que contaban su experiencia como jornaleros. Denunciaban acoso sexual, explotación laboral, y múltiples enfermedades graves por cuenta de los químicos y pesticidas que se usaban en los cultivos.
Amor, Mujeres y Flores fue el segundo trabajo notable en la trayectoria de la pareja de representantes del documental, Rodríguez y Silva, quienes una década antes alcanzaron reconocimiento por su opera primera Chircales (1972), sobre el trabajo infantil en la industria ladrillera. En Amor, mujeres y flores lograron no solo filmar y documentar las denuncias, sino mostrar cómo nace un sindicato en un período de dura persecución al activismo laboral. Eso dificultó la producción, que también se resintió por la muerte repentina de Silva.
Son esos obstáculos los que dieron origen a su nombre, como lo ha contado Rodríguez, hoy con 91 años: “Me tocó tener mucho amor para acabar este documental”. Y añade que las presiones de varios empresarios de las flores generaron estrés en su compañero, hasta el punto de enfermarse. Afirma que cuando logró una alianza con el Canal 4 de Inglaterra para la postproducción, estos sabotearon el estreno en varios países de Europa. “Decían que era una película comunista y anti-industria”, rememora la maestra del Nuevo Cine Latinoamericano y también directora de Campesinos; Camilo Torres, el amor eficaz; Nuestra voz de tierra, memoria y futuro; o Nacer de nuevo. En su trayectoria ya ha firmado veinte películas y continúa trabajando.
La restauración en 2k
Tres décadas después de su estreno, la Fundación Cine Documental, creada por Rodríguez y Silva para conservar su archivo, emprendió la restauración del documental filmado en formato de 16 mm. El encargado fue Felipe Colmenares quien, de la mano de la Cinemateca de Ecuador, tardó dos años en conseguirlo. “Los costos para escanear en Colombia son altísimos y en ese momento no había el equipo necesario. Así que hicimos un trueque: restauré una cinta ecuatoriana y ellos nos dejaron digitalizar gratis. Verla restaurada en las salas es una cuestión casi mágica”, explica el cineasta.
Esta versión se estrenó en el Festival de cine de Cannes en 2023, y fue la primera producción colombiana en participar en la categoría de clásicos. Ese primer paso abrió las puertas a que la película llegara a cines nacionales. Para Rodríguez, pese a las décadas transcurridas, su investigación sigue muy vigente. “Este día de las madres todo el mundo compra flores, el mercado sigue. Así que me da satisfacción que esta película haya logrado mejoras, aunque todavía falta, en su momento conseguimos algunas medidas para evitar daños a las trabajadoras. Valió la pena”, reflexionó en la primera función, el pasado jueves, en la Cinemateca Distrital de Bogotá. Con un 60% de los empleos formales del sector ocupados por mujeres, según el gremio Asocolflores, el titular Amor, mujeres y flores sigue siendo un acierto.
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