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Otro adiós inmediato de un Djokovic espectral

El balcánico cae en un día “horrible” ante Tabilo, que ya le tumbó el año pasado en Roma, y registra tres derrotas a la primera (6-3 y 6-4) en sus cuatro últimos torneos

Djokovic
Alejandro Ciriza

Difícil descifrar a este Novak Djokovic, al Nole de hoy, a ese competidor oscilante que amaga en una dirección y otra, que viene y va. Me levanto pero no. ¿Está o no está? ¿Puede o no puede? ¿Hacia dónde va? Ahí están esas vocecillas interiores, admitía recientemente: “Cuando empiezas a perder pronto tienes más preguntas internas que te hacen dudar sobre si debes seguir adelante o no”. Lo mismo progresa hasta las semifinales de Australia y se queda a un tris de su título 100 en Miami, que derrapa a la primera en Doha o Indian Wells, ahora también en Montecarlo. Más bien desconcertante. Completamente desdibujado y sin alma, el serbio se entrega otra vez ante Alejandro Tabilo (6-3 y 6-4, en 1h 26m) y comienza en falso la gira sobre tierra batida, más dudas a su alrededor. Así será cada vez que pierda, así hasta que termine el camino.

Venía el balcánico de un paso reparador por Florida, donde se reencontró con la alegría en el juego y las buenas sensaciones. Sin embargo, el Principado es testigo este miércoles de otro retroceso. No habrá título 100 —octavo intento frustrado desde el éxito olímpico del 4 de agosto— ni tampoco un tercero en el torneo monegasco, donde triunfó en 2013 y 2015. Su Masters 1000 más esquivo. En todo caso, no importa quizá tanto el fondo como la forma de este último episodio, en el que se contempla a un Djokovic espectral, espeso y sin chispa de inicio a fin, sin la tensión a la que acostumbra. Ni siquiera en el séptimo juego del segundo parcial, cuando por fin la grada le jalea para insuflarle ánimo y aire, llega la reacción. Nada que hacer frente a un Tabilo que aprovecha la circunstancia, cumple con su parte y se anota otra victoria de lustre.

Al chileno, de 27 años y 32º del mundo, se le recuerda por el buen recorrido completado la temporada pasada en Roma, donde progresó hasta las semifinales. Sin embargo, a partir de entonces desapareció del paisaje; de hecho, no enlazaba dos triunfos desde agosto. En cualquier caso, sus buenas formas sobre la arena y, sobre todo, la incomparecencia de Djokovic deparan la primera campanada de la semana. “He intentado recordar lo que hice bien el año pasado”, dice el ganador, de zurda pesada y tiro enroscado. En contraposición, cubriéndose con la toalla y cabizbajo durante todo el partido, Djokovic se dirige desde el otro lado de la pista hacia el vestuario. Lo hace apesadumbrado. Dice tener todavía “gasolina en el tanque”, pero al mismo tiempo es recurrente la afirmación en la que desliza que su entorno le ha planteado el asunto de la retirada.

Inevitablemente y por mera ley de vida, el pensamiento está ahí, sugieren los hechos. No se le agota el tenis ni mucho menos, pero viene y va el juego. Desde el exterior, parece que los picos de sierra responden a una cuestión esencialmente mental, más allá de que ya no le sea tan sencillo seguir el ritmo. Esta vez, su efectividad con el servicio cae a un 54%, y a estas alturas en el que el saque es tan elemental para evitar desgastes innecesarios, eso es mucho decir. En Miami, sus registros llegaron a alcanzar un 87%. A ese déficit se añade el chirriante funcionamiento de su derecha, que despide 20 errores no forzados de los 29 que constan en la tarjeta final. Se trata, admite en la sala de conferencias, de uno de los partidos más pobres de su carrera.

“Fue más bien el peor día. Esperaba que no ocurriera algo así, pero en realidad era bastante probable que sucediera”, introduce. “Simplemente horrible, la sensación es horrible. Lo siento por aquellas personas que han presenciado esto. Esperaba al menos haber hecho una actuación decente, pero no ha sido así. Ha sido horrible. No tenía grandes expectativas, la verdad; sabía que iba a tener un rival duro y que probablemente iba a jugar bastante mal, pero no así de mal. No lo esperaba”, se despide Djokovic. Si no hay cambio de rumbo, su calendario le destinará hacia la Caja Mágica de Madrid, a partir del 21 de abril, aunque hoy por hoy dice no tener otro objetivo que Roland Garros. Única y exclusivamente Roland Garros. “Ya está”.

UN CHILENO ENTRE LO EXCEPCIONAL

A. C.

Para Tabilo, la clave para haber derrotado por segunda vez a Djokovic está en el hecho de haber entrado en la pista “muy relajado”, así como en el de conocer la ruta hacia la victoria tras la experiencia del año pasado en el Foro Itálico.

El chileno, nacido en Toronto, forma parte ya de un selecto grupo que ha logrado lo excepcional: vencer en sus dos primeros pulsos a Nole. Se une a Roger Federer, Rafael Nadal, Marat Safin, Guillermo Coria, Fernando Verdasco, Nick Kyrgios, Olivier Rochus y Jiri Vesely.

Tabilo es, además, uno de los cuatro jugadores que lo han conseguido sin haber perdido ningún set. Previamente lo hicieron Nadal, Safin y Kyrgios.

Vuelve a sonar su nombre en una franja en la que ya brilló hace un año. Curiosamente, los dos títulos que posee los obtuvo en dura y hierba, ambos la temporada anterior: Auckland y Mallorca. Antes de aterrizar en Montecarlo, su rendimiento había sido bajo, con solo dos triunfos y nueve derrotas.

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Sobre la firma

Alejandro Ciriza
Cubre la información de tenis desde 2015. Melbourne, París, Londres y Nueva York, su ruta anual. Escala en los Juegos Olímpicos de Tokio. Se incorporó a EL PAÍS en 2007 y previamente trabajó en Localia (deportes), Telecinco (informativos) y As (fútbol). Licenciado en Comunicación Audiovisual por la Universidad de Navarra. Autor de ‘¡Vamos, Rafa!’.
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