Muffins ingleses, los panecillos de desayuno que se cocinan en la sartén
La masa de los ‘english muffins’ es tierna y aireada, perfecta para acompañar ingredientes dulces o salados. Nuestra versión de la receta tiene una gran ventaja: apenas requiere amasado


Los muffins ingleses nada tienen que ver con los muffins dulces que conocimos hace unos cuantos años y que no tardaron en conquistar todos los cafés y pastelerías. En este caso hablamos de unos panes redondos e individuales de un par de centímetros de espesor, cuya masa se prepara con levadura de panadería, con lo que se ha de dejar fermentar para luego formarlos y cocerlos. La novedad de estos panecillos es que se cuecen en la sartén, algo que supone una ventaja evidente si no tienes horno en casa y lo que le da a los english muffins un tostado atractivo y particular.
Cuentan por ahí –lo tomaremos con pinzas– que los inventó un inglés expatriado en los Estados Unidos a finales del siglo XIX, recreando una versión de los crumpets de su tierra natal, una especie de tortitas gruesas y muy aereadas. Lo que sí sabemos con certeza es que su consumo es popular no solo en Estados Unidos sino también en Reino Unido, Australia, Nueva Zelanda y Canadá. Se suelen tomar como desayuno o merienda, con ingredientes salados o dulces, y forman parte de clásicos como los huevos Benedict.
Para su elaboración me atrevo a decir que hay dos escuelas: una que se decanta por la preparación de una masa muy húmeda y que busca unos alveolos –agujeritos en la masa– más marcados, y otra que utiliza una menor cantidad de líquidos y da como resultado un pan apenas más compacto. En términos de dificultad, la primera es bastante compleja si no cuentas con un poco de bagaje panadero o no tienes una batidora planetaria para prepararla –la hice a mano y no lo recomiendo–; mientras que la segunda es mucho más fácil de manipular y el resultado es igualmente buenísimo. Para simplificar aún más las cosas, la segunda se puede preparar casi sin amasado, recurriendo a la técnica de realizar pliegues en la masa cada quince minutos. Queda claro con cuál nos quedamos, ¿verdad?
Dificultad: Media para inexpertos, baja para quienes ya hayan hecho pan alguna vez
Ingredientes
Para 20-24 'English muffins'
- 400 ml de leche entera + 3 cucharadas extra
- 30 g de mantequilla
- 30 g de miel (1 cucharada)
- 6 g de levadura seca de panadería (2 cucharaditas)
- 1 cucharadita de azúcar blanco
- 550 g de harina de trigo + 1 cucharada extra
- 1 cucharadita de sal fina
- Polenta para evitar que la masa se pegue
Instrucciones
En un cazo calentar la leche sin que llegue a hervir. Añadir la mantequilla y la miel y remover hasta que ambas se fundan y mezclen. Dejar enfriar.
En un cuenco mezclar la levadura con las tres cucharadas de leche, la cucharada de harina y el azúcar. Dejar reposar hasta que aparezcan burbujitas, más o menos 10 minutos.
En un bol grande mezclar la mitad de la harina con la sal.
Hacer un hueco en el centro y añadir la leche con mantequilla y miel apenas templada o fría y la mezcla de levadura. Mezclar hasta que luzca homogeneo.
Añadir el resto de la harina y mezclar con las manos en el bol. Cuando los ingredientes estén unidos, tapar con un paño limpio y dejar reposar durante 15 minutos.
Transcurrido ese tiempo, realizar cuatro o cinco pliegues cogiendo un extremo de la masa y llevándolo hacia el centro. Tapar y dejar reposar otros 15 minutos.
Repetir esta operación tres veces más, debe quedar un bollo liso y suave. Dejar reposar en un bol limpio y tapado hasta que la masa doble su volumen, aproximadamente entre una hora y media y dos horas.
Espolvorear la encimera con polenta y colocar la masa encima, espolvoréandola también para evitar que se pegue.
Estirar la masa suavemente con un rodillo hasta que tenga 1,5 cm de expesor. Cortar los muffins con un molde redondo de 6 a 8 cm de diámetro (un vaso o una taza pueden valer). Unir los recortes de masa, estirar nuevamente y repetir el procedimiento.
Calentar una sartén antiadherente o de hierro fundido a fuego muy bajo. Cocinar los muffins por tandas, cinco minutos por cada lado o hasta que estén tostados y suenen huecos al golpearlos.
Servirlos cortados por la mitad y tostados.
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