No habrá paz para Pedro Sánchez
El presidente no acaba de pillar el punto a este guion que escriben otros. Sigue arrastrado por el caballo sin lograr montarse en él

¿No tienen esta sensación? Vivimos como seres arrojados repentinamente a un plató de Netflix. Como en Los juegos del hambre, apenas sabemos que debemos correr entre peligros en un escenario hostil preparado solo para machacarnos y bajo la batuta de un guion escrito por otros. A ver quién sobrevive.
El guion lo escribe esta vez la UCO, por ejemplo, que cada mañana nos puede sorprender con más repartos de prostitutas, con estrellas del porno como la que intentó sacar secretos de Ábalos de su casa o con más millones de nuestros impuestos desviados a bolsillos socialistas. Socialistas. El otro gran guionista de la temporada es Trump, empeñado en generar audiencias con sus amenazas impulsivas, sea sobre aranceles, sea sobre conflictos de aquí y de allá. Lo mismo bombardea al ayatolá Jamenéi que nos monta un resort en Gaza. Lo mismo dice que resolverá guerras en 24 horas, como prometió en Ucrania, que nos desata otra contra Irán.
Vivir se ha vuelto un sobresalto y nosotros corremos entre disparos, aliens y atacantes varios sin saber por dónde salir. Pero corremos, no nos queda otra. Seguir viviendo, luchando, trabajando, cuidando hijos, pagando impuestos, afrontando enfermedades y sobreviviendo ante una clase política que se ha vuelto un problema.
Hay alguien, sin embargo, que parece no haber pillado el punto a este guion ajeno y es el propio Pedro Sánchez, encastillado en su búnker, ahora mismo atropellado por los guionistas y arrastrado por el caballo sin lograr montarse en él.
Dice Chat GPT que el síndrome de la Moncloa es “un fenómeno psicológico que afecta a los presidentes del Gobierno tras pasar un tiempo prolongado en el poder”. Se extiende la IA en síntomas que nos resultan familiares: “progresiva desconexión de la realidad, aislamiento, reducción del círculo de confianza a personas afines y sensación de infalibilidad”. ¿Nos suena?
La reacción de Sánchez al responder a Gabriel Rufián que estamos ante una “anécdota” muestra esa desconexión. La retahíla del “y tú más” que enunció en el Congreso ante el PP no es medicina para su propio cáncer. La alusión a la responsabilidad de frenar a Vox no es bandera suficiente para sostener un gobierno intoxicado por la corrupción. Veremos el alcance final.
Pero mientras esperamos nuevos audios y discos duros bajo la bragueta de otra estrella porno, los que seguimos corriendo en plató huyendo de los peligros necesitamos soluciones. O tendremos que inventar otro guion y entonces, por citar otra película, no habrá paz ni para Pedro Sánchez, ni para para los malvados.
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