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El giro del FBI con Trump, de investigar delitos a perseguir inmigrantes

En la última semana, las oficinas de la policía federal en todo el país han recibido nuevas directrices para dedicar más esfuerzos y agentes al plan de deportaciones masivas

Kash Patel en una conferencia de prensa el 7 de mayo 2025 en Washington.
Nicholas Dale Leal

En la oficina más grande del FBI, la de Nueva York, alrededor de 80 agentes de 1.000 se dedicarán de lleno a perseguir inmigrantes indocumentados. En Atlanta, serán casi la mitad de todos los que hay. Y así en 25 ciudades de todo el país, de acuerdo a directrices internas que han reportado numerosos medios locales. Es un cambio que se ha ido insinuando desde que Donald Trump llegó triunfante de regreso a la Casa Blanca y comenzó a dirigir a agentes federales de los cuerpos antinarcóticos (DEA, por sus siglas en inglés) o la Oficina de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos a apoyar en redadas migratorias lideradas por el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE). Ahora se confirma que en la nueva era Trump la policía de investigación nacional, la encargada de no solo investigar violaciones de la ley federal, sino también de proteger al país de ataques terroristas, actos de espionaje extranjero, pasará a rastrear inmigrantes para ser deportados como primer objetivo.

El Departamento de Justicia ha decidido que unos 2.000 de sus agentes federales, el 45% del FBI, serán reclutados para ayudar al Departamento de Seguridad Nacional (DHS) a encontrar y detener personas indocumentadas durante el resto del año, según han reportado medios. Aunque el cambio operativo no ha sido anunciado de manera oficial, la propuesta llega cuando la Administración Trump ha reducido numerosos tipos de investigaciones de delitos de cuello blanco, incluida la corrupción extranjera, el lavado de dinero en la industria de la criptomoneda o el lobbying extranjero ilícito de funcionarios estadounidenses. Se teme que la más reciente orden traslade todavía más recursos de los esfuerzos contra el terrorismo, de contrainteligencia, o investigaciones de fraude.

“Como saben, hemos estado participando activamente en los esfuerzos de aplicación de la inmigración en coordinación con nuestros socios del Departamento de Justicia y Seguridad Nacional”, dice un memorando de un alto funcionario del FBI dirigido a los gerentes que fue obtenido por NBC News. “A partir de esta semana, tendremos que ver un aumento en el ritmo operativo en sus esfuerzos de inmigración. El Departamento de Justicia espera un aumento significativo en el número de agentes que participan en las operaciones de aplicación de la ley de inmigración”, continúa la directriz.

De acuerdo al mismo medio, un oficial del FBI estimó que la gran mayoría de los agentes se sentían incómodos con ser parte de las operaciones de inmigración, alegando que ICE no planifica meticulosamente las operaciones de arresto de la misma manera que ellos. “Esto no es lo que hacemos, es mala idea”, dijo el funcionario, que habló con NBC bajo condición de anonimato por temor a represalias. “Si esta fuera una administración demócrata, estaría diciendo que esto está mal, que no deberíamos estar haciendo esto”, agregó.

Si bien la inmigración es jurisdicción del DHS, bajo el mando actual de Kristi Noem, hasta ahora en la segunda presidencia de Trump se han reclutado otras agencias federales para apoyar su trabajo. En la mayoría de los casos, los agentes federales actúan como “multiplicadores de fuerza”, asegurando la escena para los agentes de inmigración que persiguen activamente a los inmigrantes indocumentados. Esto se ha justificado por el relativamente bajo número de agentes migratorios de ICE. No queda claro el nivel de protagonismo que las nuevas fuerzas especiales tomarán a partir de ahora, pero se prevé que sea mucho mayor, ya que se ha reportado que los equipos trabajarán siete días a la semana y deberán presentar sus planes cuanto antes.

El giro en las prioridades del FBI hacia la inmigración está enmarcado dentro de una transformación más amplia liderada por su director, Kash Patel, un leal trumpista que ha sido un agitador y propagandista de conspiraciones de QAnon. Antes de su nombramiento, Patel había sido muy crítico con la agencia de policía federal y había abogado por una reforma radical, así como ha defendido las represalias contra supuestos adversarios. La detención reciente de la jueza de Milwaukee (Wisconsin) Hannah Dugan por supuestamente obstruir una operación de arresto de un migrante, o los arrestos de estudiantes propalestinos que han sacudido varias universidades del país, se pueden interpretar como la puesta en marcha de estas medidas represivas.

El FBI bajo Patel y Trump ha expresado ese cambio de prioridades públicamente al trasladar recursos hacia la lucha contra la inmigración ilegal, el narcotráfico y los crímenes violentos. Patel también afirmó que el FBI comenzará a reubicar a unos 1.500 empleados fuera de la región metropolitana de Washington entre los próximos seis y nueve meses. “Queremos enviar a nuestros agentes al país para combatir el crimen violento donde realmente ocurre”, agregó, aunque aún no se ha revelado oficialmente a dónde serán reasignados los agentes afectados.

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Sobre la firma

Nicholas Dale Leal
Periodista colombo-británico en EL PAÍS América desde 2022. Máster de periodismo por la Escuela UAM-EL PAÍS, donde cubrió la información de Madrid y Deportes. Tras pasar por la Redacción de Colombia y formar parte del equipo que produce la versión en inglés, es editor y redactor fundador de EL PAÍS US, la edición del diario para Estados Unidos.
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