Los mejores hoteles del Pirineo aragonés
Antiguas abadías, casas de montaña y castillos con vistas: seleccionamos seis alojamientos para que disfrutes al máximo de unos paisajes, historia y sabores únicos

Cuando la nieve se retira y las estaciones de esquí cierran sus puertas, el Pirineo aragonés se transforma en una sinfonía primaveral repleta de vida y color. Los valles se visten de verde, las flores silvestres salpican el paisaje y los ríos, alimentados por el deshielo, fluyen con energía renovada. Es el momento perfecto para calzarse las botas de montaña y descubrir rutas de senderismo que, en esta época, se tornan más accesibles y sorprendentes. Desde paseos familiares por el Valle de Aguas Tuertas, con sus característicos meandros, hasta ascensos más desafiantes hacia ibones (lagos de montaña de origen glaciar) como los de Espelunciecha, Piedrafita y Sabocos en el valle de Tena, o el ibón de Plan en el valle de Gistaín. Hay opciones para todos los niveles y edades.
Pero la primavera en el Pirineo aragonés no es solo para caminantes. Los amantes de la adrenalina pueden lanzarse al barranquismo en los cañones de la Sierra de Guara, donde el agua ha esculpido formas caprichosas en la roca. Si prefieres las alturas, las vías ferratas y las tirolinas como la de Hoz de Jaca, que sobrevuela el embalse de Búbal a 120 metros de altura (y en la que se alcanzan velocidades de hasta 90 km/h), ofrecen vistas panorámicas y emociones fuertes. Y para quienes buscan una conexión más tranquila con la naturaleza, la observación de la flora o la visita a encantadores pueblos medievales como Aínsa o Alquézar brindan experiencias inolvidables. Sin olvidar, por supuesto, la sabrosa cocina local con la que deleitar tu paladar tras una jornada repleta de aventuras.
Alojamiento en el Pirineo aragonés
Al igual que la buena gastronomía no se disfruta solo con el gusto, sino que implica a todos los sentidos, tus vacaciones en el Pirineo aragonés van mucho más allá de lo que veas o hagas. Porque pocas cosas igualan la sensación de bienestar que te invade cuando te despiertas por la mañana rodeado de montañas. Por eso, y para que no tropieces en lo más básico, hemos preparado para ti una selección de los que son, para nosotros, algunos de los mejores hoteles que encontrarás en esta maravilloso rincón de la geografía española.
Hotel & Spa Monasterio de Boltaña
Este magnífico hotel de cinco estrellas es un antiguo monasterio del siglo XVII convertido en un refugio de lujo en pleno Pirineo Aragonés. Sus elegantes habitaciones y villas ofrecen vistas al río Ara y las montañas, mientras que su spa de 1.100 m² garantiza un descanso absoluto. Ubicado junto al Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, es el punto de partida ideal para explorar la naturaleza y disfrutar de una gastronomía exquisita.

Hotel Viñas de Lárrede
El Hotel Viñas de Lárrede destaca por una arquitectura que fusiona piedra histórica y madera de alerce siberiano, ofreciendo 17 habitaciones únicas con vistas panorámicas al valle y las montañas. Su restaurante, liderado por el chef Toni Polca, deleita con platos elaborados con productos frescos de su propia finca. Los huéspedes pueden relajarse en su spa y piscina, o explorar la cercana iglesia de San Pedro, una joya del románico aragonés. Además, el hotel ofrece descuentos en actividades de aventura y alquiler de material de esquí, facilitando la práctica de deportes al aire libre en un entorno excepcional.

Hotel La Casueña
Si buscas un rincón con encanto en el Pirineo aragonés, el Hotel La Casueña en Lanuza es tu destino ideal. Con solo siete habitaciones luminosas, cada una dedicada a un escritor y decorada con obras de Vicente García Plana, te sentirás como en casa. Tras un día explorando el Valle de Tena, relájate en sus acogedoras zonas de estar con chimenea o disfruta de las impresionantes vistas desde su terraza. Y para rematar, su restaurante ofrece desayunos y cenas basados en los excelentes productos locales.

Hotel Selba d’Ansils
El Hotel Selba d’Ansils, en el valle de Benasque, es un lugar ideal para desconectar. Esta casa de montaña de piedra y pizarra ofrece 13 habitaciones únicas, algunas con bañera de hidromasaje, que resultan perfectas tanto para parejas como para familias. Después de un día explorando la zona, puedes relajarte en su acogedor salón con chimenea o disfrutar de las vistas desde la terraza. Además, su ubicación es perfecta para los amantes del senderismo y el esquí, con el Parque Natural Posets-Maladeta y la estación de Cerler cerca.

Hotel Terra Bonansa
Este ecohotel de cuatro estrellas y solo 10 habitaciones es un rincón de paz y modernidad en pleno Pirineo aragonés. Con un innovador diseño contemporáneo, utiliza los recursos naturales para optimizar sus consumos energéticos y el impacto medioambiental, e incorpora el uso de la biomasa como fuente de energía. Además de disponer de unas vistas espectaculares, el hotel cuenta con un spa para que descanses después de pasarte el día explorando el entorno. Si te gustan las rutas de senderismo o el ciclismo, este es tu sitio, pero tampoco dejes de visitar los cercanos pueblos medievales como Aínsa, para empaparte de historia y encanto local.

Hotel Castillo de Alquézar
Ubicado en el corazón de una villa medieval, este establecimiento ofrece una estancia con encanto en una antigua casa de labranza. Sus habitaciones destacan por las vistas al casco histórico y al río Vero, creando un ambiente acogedor y pintoresco. Además, está a solo unos pocos minutos de la Colegiata de Santa María la Mayor, una joya medieval a la que podrás acceder tras recorrer sus estrechas calles empedradas. No en vano, Alquézar está considerado uno de los pueblos más bonitos de España. A pocos pasos, la Ruta de las Pasarelas del Vero permite disfrutar de paisajes espectaculares mientras se camina sobre pasarelas de madera junto al río. Además, la zona es conocida por su gastronomía, con restaurantes que ofrecen platos aragoneses tradicionales.

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